Otro mundo

Viajar es una aventura pero, pasar un año viviendo la experiencia de ser estudiante extranjera es otro mundo.

Gracias a la experiencia de haber tenido una hermana en el extranjero estudiando también un año ya me imaginaba cómo sería mi experiencia. No tenía ni idea. Estando aquí te das cuenta de lo distintas que son las cosas cuando no estás en casa. Todo es diferente y esa es la mejor parte.

Tanto tiempo preparando todo, escribiendo cartas, respondiendo a las preguntas más raras que uno se puede imaginar, asistiendo a vacunaciones, tests médicos, tests académicos, papeles oficiales del colegio y del gobierno... Nunca te imaginas que en algún momento podría llegar el día en el que de verdad te vas. Tampoco te mentalizas totalmente de que te vas. Al irte dejas tu casa, la mayoría de tu ropa, tus amigos, familia, coche, calles... Y también tienes que dejar tu miedo.

Para vivir de verdad esta aventura tienes que tener la valentía de preguntarte ¿Por qué no?

Muéstrate abierto a cualquier oportunidad de aprender,  porque, quieras o no ,se aprende todos los días, pero hay que disfrutarlo al máximo. Tienes que ser extrovertido desde un primer momento para conocer a la mayoría de gente posible o a cualquier actividad que muestres un mínimo de interés, ya que eso te abrirá muchas puertas. Si nunca pruebas nunca sabrás.

Cuando le contaba a la gente que me iba para un año me miraban con cara de preocupación y me decían que es mucho tiempo. Ahora me estoy dando cuenta de que es solo un año. Un año es poquísimo tiempo cuando te quieres dar cuenta de todo el tiempo que llevas ahí han pasado dos meses. Un año no es suficiente.

Cuando me fui no tenía miedo a irme a otro país durante un determinado tiempo. Tenía miedo porque sabía que iba a tener que tomar muchas decisiones, pequeñas y no tan pequeñas, y me aterra tomar desiciones. En estos dos meses parece que ha pasado una vida ya que estar solo te hace madurar como si quieres y como si no.

Mi experiencia está siendo increíble.

Vivo en Millersburg un pueblo muy pequeño en el estado de Pensilvania al Sur-Este de Estados Unidos. Me eligió una familia que ya tenía bastante experiencia en acoger estudiantes extranjeros pero aún así parece que soy la primera porque siguen teniendo la misma ilusión en cada cosa que cuando empezaron. Estar en un pueblo tan pequeño me preocupaba bastante al principio pero ha sido lo mejor que me podría haber pasado. Conozco y me conoce casi todo el pueblo y he podido hacer muchas más cosas que en un pueblo más grande o en una ciudad no podría haber hecho.

En el insituto me he intentado apuntar a lo que he podido, ya que quiero disfrutar al máximo la experiencia. La metodología de enseñanza en Estados Unidos es muy diferente a España ya que no se centran en la cantidad de contenidos que se aprende sino que en cómo se aprende.

Un consejo para todas aquellas personas que estén interesadas en vivir la experiencia de ser estudiante extranjero es que te olvides totalmente de las expectativas. Es normal tenerlas, pero nunca va a ser como te lo imaginas pero por lo que he visto, suele ser muchísimo mejor.